30 ene 2017

AÑO DE LA CONVIVENCIA

El Día de la Convivencia es una de esas efemérides que se celebró un día de septiembre u octubre de 2016, según orden de un ministerio u organismo multilateral.
Ese día los estudiantes, en definitiva, jugaron en vez de producir o prepararse para evaluaciones y esas cosas donde se habla de calidad y competencia, criterios estos tan industriales en últimas, como si las instituciones educativas fueran máquinas de graduar estudiantes en serie. ¿Graduarlos con relación a qué medida de módulo? ¿Con base en que idea de hombre, de cultura o de sociedad?

Lo cierto es que la convivencia es importante, al menos un poco, en un país que cumplió sus bodas de oro con la desigualdad y la guerra. Y la convivencia es clave no solo en la escuela sino en la familia. Tanto así que las cifras de la guerra en la casa son espeluznantes: 
"Mientras el gobierno colombiano y las FARC firman la paz, en algunos hogares no dan tregua las conductas violentas y agresivas. Así lo revela un informe que sostiene que hasta el 31 de julio del 2016 se han registrado 44.796 casos de violencia intrafamiliar, según el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses.
Los datos oficiales de la entidad muestran en Colombia más de 25.000 mujeres han sido agredidas por su pareja este año, mientras que 4.000 hombres se han visto afectados por este tipo de violencia.
Así mismo, son víctimas de esta problemática social 5.827 niños, niñas y adolescentes; 8.710 personas entre hijos, hermanos, tíos y cuñados, y 933 adultos mayores. Los departamentos más vulnerables son: Bogotá (con 11.687 casos), Antioquia (4.576)[...]"
Y dejemos la información ahí para no asustarnos. El desarrollo del informe lo puede apreciar completo en La epidemia de la violencia intrafamiliar. La escuela, la familia, quizá esté llamada a volcarse a una forma de relacionarse más pacífica y abierta con los otros. Para el caso de la educación esta se ve desafiada a transformar sus currículos a fin de que ganen en pertinencia y sensibilidad humana y social. Por esta razón es que Julián de Zubiría plantea en su artículo (¿A qué deberían ir los niños a la escuela?) lo siguiente apuntando a la necesidad de una transformación de los docentes y de la instituciones:
"La visión fragmentada, informativa y desarticulada que ha dominado la educación en Colombia ha conducido a una idea totalmente equivocada a nivel curricular y es que, ante cualquier nuevo problema, debe aparecer una nueva asignatura. La idea mágica que subyace es que la cátedra creada lo resolverá. Así aparecieron múltiples asignaturas en la última época: La de tránsito, finanzas, cooperativismo, educación sexual, paz o emprendimiento, para citar algunas de ellas. Sólo en las dos últimas legislaturas del Congreso se promovieron iniciativas para crear 16 nuevas cátedras. La gran mayoría de ellas fueron pensadas y diseñadas por congresistas que carecen de los mínimos elementos para realizar una reflexión pedagógica que amerite ser comentada en estas líneas. Una y otra vez se ha impuesto esta visión en el currículo nacional. Y por ello, hoy los jóvenes tienen que enfrentar hasta quince asignaturas en cada uno de los grados. Y también por ello, matemáticas no tiene nada que ver con sociales, ni educación física está relacionado con artes; como tampoco lo está lenguaje con ciencias naturales. Son congregaciones de islas o pequeños árboles de navidad recargados de adornos, según el símil del senador Juan Manuel Galán en el reciente debate que promovieron quienes quieren retornar a una Constitución más clerical, excluyente y discriminante.
La idea que sustentaré en estas líneas es en extremo sencilla. En lugar de quince asignaturas desligadas, toda la educación básica debe estar concentrada en desarrollar tres esenciales competencias transversales: pensar, comunicarse y convivir. En últimas, los estudiantes deberían ir al colegio a aprehender a pensar, comunicarse y convivir. Todo lo demás es superficial al lado de esas tres esenciales competencias en la vida. Por ello, todas las asignaturas de todos los grados y todas las áreas deben desarrollarlas. Así se garantizaría que desapareciera uno de los factores que más explica la baja calidad: el trabajo desarticulado de los docentes en las instituciones educativas".
Reflexionando, pues, sobre la convivencia, que en la I. E. El Salvador la ha liderado con mucho carisma el coordinador de convivencia Juan Pablo Restrepo, soslayamos para otro día -porque mañana hay que trabajar- el pensamiento todavía más complejo de la posibilidad de la paz del hombre consigo mismo. Y dejamos, asimismo, unos registros fotográficos y un video del grupo Pequeños Danzantes de la Casa de la Cultura que participó en un día, que debería ser todos, de juego, armonía y CON-VIVENCIA






















No hay comentarios.:

Publicar un comentario