Se aprecia en el paisaje de Pueblorrico, en la vía que comunica a Jericó y en la reserva La Trocha vestigios de actos humanos: basura, plástico en distintas presentaciones y tamaños que hablan del aporte "humilde" de los pueblorriqueños a las ocho mil toneladas de basura que la humanidad echa al mar anualmente. Eso suponiedo que por causa del viento estos desechos vayan a dar a una fuente hídrica. De lo contrario toca esperar de cien a mil años para que se descomponga este nocivo producto.
Turistas o habitantes del lugar dejan despreocupadamente en la tierra los despojos de su consumo. También aquí la naturaleza necesita padrinos, hoy más que nunca, ella, la tierra que hace ya varios millones de años nos ha tenido por ahijados, a pesar de nuestra ínfima conciencia para con ella: la madre que nos ama aunque le demos palo.
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