Foto: Donaldo Zuluaga, tomada de El Colombiano |
El hecho es crudo y nadie quisiera creer verdad tan dolorosa realidad. Pero lo es: La masacre de 6 niños de la vereda La Pica y otros 4 heridos a manos del Ejército Nacional. "Después de eso el pueblo casi no se levanta, nadie quería ni pintar las casas, esto era un pueblo gris", dice uno de los habitantes. El acontecimiento es una más de las barbaries de la guerra y, hoy día en Pueblorrico, no se aprecia siquiera una placa conmemorativa que diga "Perdón, Pueblorrico, en nombre de Dios y la Patria no se puede asesinar la infancia".
La masacre sigue en la impunidad y ha dejado jueces y abogados muertos unos y amenazados otros. El Estado no ha sido condenado por las instancias internacionales competentes y las víctimas aún lloran y esperan justicia a pesar de que la noticia, en medio del reguero de sangre que había para ese entonces en el país (15 de agosto del 2000), le diera la vuelta al país y al mundo.
A continuación un audio que permite escuchar y dimensionar un poco el dolor de tan inconcebibles hechos. Quien habla y nos autoriza a publicar este relato es doña Argemira Carmona (foto en el audio), madre de Gustavo Adolfo Isaza Carmona, uno de los niños asesinados.
Compartimos también para mayor información un Informe de organismos de Derechos Humanos sobre el crimen contra niños de Pueblorrico suscrito por distintas y reconocidas entidades no gubernamentales comprometidas con la protección, defensa y garantía de los Derechos Humanos.
Y finalmente un video elaborado por el periódico La calle 30, medio de comunicación con una de las gestiones comunitarias más interesantes de la localidad.
Compartimos lo anterior como una forma de darle voz a las víctimas para caminar con pasos firmes en la construcción de la memoria y hacia el perdón y la no repetición de semejantes infamias, adhiriéndonos con ello a las palabras del gran fotógrafo de las realidades crueles (y maravillosa otras) de Colombia, Jesús Abád Colorado, quien dice en reciente entrevista: "Yo le apuesto a una memoria que genere reflexión para no repetir, para no olvidar, para entender que lo que deberíamos hacer es trabajar todos para amar ese país. Yo podría seguir caminando y todos los días encontraría motivos para derramar lágrimas sobre este país, pero no".
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