27 feb 2017

BARRO Y JARDÍN




Es una escultura, el cuerpo de una mujer, el siempre hermoso cuerpo de la mujer que hay tallado en barro en la I. E. El Salvador de Pueblorrico, Antioquia. Es una obra de arte legada por la promoción de bachilleres del año 1.994.

El cuerpo se ve joven y vivo, la mujer sonríe en un placer en señal de un placer quién sabe de qué. Mejor no mentar "pecados", qué tal. Vade retro

Somos solo alma y nada más que alma y se aprende solo con la cabeza, la que tiene doscientas, eh, sienes. Eso dicen los manuales a blanco y negro...

Alrededor de la mujer -y aquí viene la parte interesante- hay desperdigados miembros, manos, pies y un corazón. Muchos miembros, no sé si de manera intencional, están mutilados. Aunque una de las estudiantes me dijo que eso lo pusieron ahí porque no había más que poner. Parece que hasta en la obra de arte por este cuerpo de mujer hubo también disputas entre los artistas. 
En fin, esos miembros ahí regados quizá hagan pensar en las no pocas mutilaciones que ha dejado la guerra en Colombia, a la que le ha sobrado crueldad y no le ha faltado tortura. La guerra de ricos donde mueren los pobres. O no. Es solo una de las múltiples aristas que puede tener la interpretación en el arte, que habla. Tan es así que la mujer le comentó a un profesor que pasaba a su lado que quería tatuarse un jardín. Y el muy bellaco accedió. En el barro, un simple jardín. En la escuela, dibujar un jardín en el barro desnudo de la mujer, lo prohíben los códigos. Cómo se le ocurre cometer esa infamia de darle valor al cuerpo en la escuela. Señoras y señores, lleva flores,  ¡deténgalo, que se vuela! 

                  

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