Por Nury Johana Salazar Mosquera, docente de
sociales.
I. E. El Salvador
Dentro
del marco de la aldea global o en su defecto la globalización, la ciencia y la
tecnología se encuentran fundamentalmente al servicio de los poderosos, ya que
si estuviera al servicio de los países tercermundistas y los más pobres
contribuiría a que la reducción de la pobreza sea menor, pero como nos podemos
dar cuenta esa no es la realidad.
La
globalización es la característica principal en los tiempos actuales. El mundo
se mueve hoy entre redes de interconexión con un gran impacto desde la vida
íntima y personal hasta el mundo de los grandes negocios y de las decisiones
políticas más importantes para la humanidad. De esta manera, el mundo y la vida
misma se han vuelto prácticos pero, a su vez, sensibles, peligrosos y
vulnerables a decisiones o implicaciones inesperadas por virtud de la misma
dinámica de la prontitud de las grandes decisiones globales.
Así
las cosas, no queda aspecto de la vida humana que no esté sometido o
fuertemente determinado por los vaivenes de
la globalización mundial.
En ocasiones, para bien del hombre, pero
sospechosamente, la mayoría de las veces, hay que decirlo, con implicaciones
negativas; fundamentalmente para las sociedades y países más vulnerables. Este
hecho pone presente el debate, de si la ciencia y la tecnología sirven
efectivamente para el bienestar de todos o exclusivamente a los países
desarrollados y con altos niveles de vida. Bastaría decir que, en consecuencia,
si así fuera, indefectiblemente el mundo subdesarrollado y pobre, viviría
mejor.
Es
evidente que el desarrollo de la ciencia y la tecnología deben estar ligados al
bienestar de la humanidad, sin embargo, por razones estrictamente políticas y económicas
ello no es así. El mundo se mueve alrededor de grandes intereses económicos que
pasan por encima del bienestar de los seres humanos. Hay un afán de riqueza y
prosperidad en los negocios que traspasa las fronteras de las naciones haciendo
que prevalezcan las decisiones de orden económico por encima de las decisiones
políticas relativas al desarrollo y la eliminación de la pobreza a partir del
avance de la ciencia y a tecnología.
En
los últimos años, por ejemplo, se han dado grandes cambios en la economía del
mundo, transformaciones en los países industrializados, en los países en
desarrollo con características puntuales como: gran dinámica en la revolución
tecnológica, aumento de la producción con menores costos, fortalecimiento de la
informática y las telecomunicaciones. Los países en desarrollo han sido quienes
han liderado estos procesos pero, a su vez, han forzado la competencia y han
obligado a la incorporación de innovaciones tecnológicas que han dinamizado las
empresas con el fin que sean efectivamente competitivas. Aunado a lo anterior,
se han hecho modificaciones entre las economías nacionales lo que ha llevado a
la creación de uniones regionales creando bloques económicos para negociaciones
conjuntas.
Por
lo tanto pocos países y unas pocas empresas transnacionales tienen muchas veces
en sus manos las posibilidades de desarrollo de regiones enteras, muchos países
que poseen materias primas no tienen la tecnología, ni los avances científicos
ni los recursos económicos necesarios para su transformación. Por ello dependen
tecnológica y económicamente de aquellos otros países a los que tienen que
comprar: maquinas, refacciones, servicios técnicos de mantenimiento,
actualización infraestructural y técnica, entre otros aspectos. Siendo esta la
oportunidad perfecta para los países más desarrollados, en ciencia y tecnología
para mantener sometidos a mecanismos de consumos de elementos tecnológicos
aquellos países que no tienen ni los medios ni la infraestructura necesaria
para producir por sí mismos. Se puede deducir entonces que la compra y la venta de tecnología está
patentada por las multinacionales a un costo muy alto contribuyendo a que se
amplié más la brecha entre pobres y ricos.
El
diferente potencial científico y tecnológico de los países ricos y los países
pobres ahonda las diferencias económicas, sociales y vitales entre ambos.
Llegando al punto en que en ocasiones
los países ricos realicen sus experimentos más peligrosos y contaminantes en
los países pobres, e instalen en ellos industrias de mayor riesgo, mientras que
se reservan los beneficios posteriores para su disfrute en exclusiva o hacen
pagar un alto precio a esos países por la licencia de uso de las nuevas
tecnologías. De tal manera que la propiedad intelectual economíca favorece a las multinacionales y
empobrece más a los subdesarrollados. Por ejemplo cuando ellos patentan
investigaciones sobre semillas para el campo las cuales solo pueden ser
utilizadas una vez y no pueden sacarse otras semillas de ellas.
África
es uno de los continentes más atrasado en este campo de ciencia y tecnología. Atreves
de la historia ha sido un continente colonizado por las potencias europeas y de
cierta forma se ha explotado no solo en
el recurso humano sino también su potencial de recursos naturales; ubicándolo
en una escala a nivel mundial en uno de los continentes con mayores índices en
pobreza y haciendo parte de los países del cuarto mundo, ¿Cómo se espera que
invierta en ciencia y tecnología?, cuando gran parte de su población porta VIH,
su sistema de salud es precario, miles de niños sufren desnutrición y mueren
por causa de esta, los grupos armados al margen de la ley “rebeldes” se
disputan el poder pasando por encima de la población civil, y las grandes
multinacionales explotan la misma población incluidos los niños para su propio
beneficio.
Alegoría de la violencia, Débora Arango. |
Colombia
por su parte no es uno de los países más pobres del mundo y mucho menos de
América Latina, pero hace parte del tercer mundo o de los países
subdesarrollados; un país donde es muy notoria la brecha entre ricos y pobres
que tanto he mencionado, un país con una gran cantidad de problemas
socioeconómicos, un país que funciona cada cuatro u ocho años bajo las
políticas del gobierno de turno y sus intereses, un país que se ilusiona y
tiene las esperanzas puestas en unos diálogos de paz en la Habana Cuba, un país
con una baja calidad de educación y un modelo educativo que no suple las
necesidades de los niños y jóvenes, por esta razón muchos de ellos que tienen
potencial deciden irse del país a capacitarse en otros y poner sus
conocimientos en beneficio a ese lugar al cual llegaron, fenómeno que se le da
el nombre de fuga de cerebros, con un índice de desempleo alto y pocas
oportunidades de trabajo que para contrarrestarlas se llegó a lo que es el
“emprendimiento” ideas innovadoras de negocio, que le permitan a usted
solventarse económicamente y generar empleo a otras personas. Colombia entonces
se convierte cada día en uno de los países que le invierte más a la parte
militar y la cencía y la tecnología se enfocan en este aspecto, no solo en
nuestro país sino en la mayoría de países potencias. Debido a todos estos
factores las políticas científico tecnológicas en Colombia son relativamente
pobres, puesto que hay bajo presupuesto por parte del estado y las instituciones
y entidades que se encargan de promoverla, no hacen la difusión suficiente,
para que la población en general se entere de las posibilidades de avance que
se tienen, que ayudarían notoriamente al desarrollo y a mejorar en parte la
calidad de vida. Por lo tanto en comparación con África tenemos muchas más
posibilidades de incursionar en este campo, ya que tenemos la materia prima,
pero lastimosamente nuestro país depende de países potencia como Estados Unidos
y se limita a firmar tratados de libre comercio, abriendo aún más las puertas
aquellas multinacionales que lo explotan día a día.
Se
concluye entonces que los descubrimientos científicos y tecnológicos terminan
por convertirse en instrumentos de explotación por parte de las elites de los
países pobres y en condición de desarrollo y que estos descubrimientos y transformaciones
simultáneamente ha cambiado la percepción de la ciencia y la tecnología en la
sociedad y, pareciera ser, que al menos parte de la producción científica se
vincula a las necesidades de los mercados globales. Pero, en consecuencia,
pudiera pensarse que la ciencia y la tecnología responden es a procesos
económicos de globalización antes que a un sano interés de mejorar el mundo
principalmente de los lugares más desfavorecidos y pobres del planeta. Y a su
vez, es claro en términos de la economía globalizada, que los países con
tecnologías avanzadas tienen ventajas comparativas sobre los menos
desarrollados.
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